Septiembre 2023
En el mundo de hoy en día se ha tornado un hábito la necesidad de constantemente precisar inyectar información externa en nuestro cableado cerebral. A veces es la sensación de alienación de la organización social, sentirnos antisociales, lo que nos impulsa mediante este miedo a ser subnormal, a buscar información de la actualidad y consensos procesados sobre esta, de profesionales y expertos en cada área.
Como el ying y el yang, debemos ser conscientes de que esta información precisa de un periodo de procesamiento interno que provoque la adecuada afluencia de nuestros enfoques, siendo ellos luego parte fundamental en la justificación de nuestras acciones.
Aquí entonces es donde juega el silencio, la introspección, la meditación, la observación sin recompensa inmediata, todo ello que manifiesta la más clara voz interior, que es nuestra comunicación con lo superior e inconsciente, dónde está digitado como el ADN una resonancia mórfica que es obra del gran arquitecto.
El juego de abstraerse de lo primeramente tangible e intentar ver lo inentendible, es en ese proceso mágico donde uno puede unir ambos mundos para encontrar de esta manera en esta construcción de sus sueños, el paraíso terrenal y nuestro propósito divino providencial que está ligado siempre a la multiplicación de la energía y el amor.